El ciclo de la vida: mis hijos vuelan y mis papás requieren cada día más de mi apoyo y cercanía. Naces, creces, te reproduces y mueres nos enseñaron en la escuela. La niña a la que mis papás cuidaban en los años 70 es ahora la mujer cincuentona de la que ellos requieren atención y cuidados en los 2020.
Papá enfermó
La primera vez que pasé una noche en urgencias del IMSS con mi papá fue hace más de once años. Todavía recuerdo la sensación que sentí de estar en un lugar como de almas en pena: se respiraba un sufrimiento contagioso. Desde entonces han pasado muchos años, muchos doctores, hospitales y sustos. Apenas hace unas semanas volvimos a correr a Urgencias. Un hospital más moderno, mejores condiciones; después de todo ya es 2024 y es el futuro de aquella primera vez.
Esperamos juntos a que te llamen porque te clasificaron como el tipo de urgencia que se puede atender entre 60 y 90 minutos. La sala de espera huele un poco a sudor. Veo gente que se tuvo que salir del trabajo para acompañar a un ser amado que necesita que lo atiendan, lo ayuden. A mi lado un niño de 5 años juega con el celular de su mamá. Una chica previsora cargó con su botella de agua. Una señora borda mientras un par de señoras en la fila de enfrente platican sobre su situación. Un bebé de menos de seis meses al que su mamá le canta. Los serios, los preocupados, los aburridos, y mi papá sentado derechito.
Ya no siento el sufrimiento. Sé que tú vas a estar bien. Dicen que la realidad es como tú te sientes por dentro, como tú la quieres ver. Así que tal vez no sea porque es 2024 sino porque yo he evolucionado. Hace diez años nos preguntaban: ¿Toma alcohol? Sí. ¿Fuma? Sí. Y cuando te recuperaste, lo volviste a hacer. ¿Por qué no te cuidaste, papá? Pero ya no me peleo, ya no me enojo. Por fin entendí que no tengo por qué. Yo soy tu hija y tú eres el grande. Y ya llegó el día en que no tomas y no fumas y estoy contigo. Con la familia bromeamos que estás hecho de otra madera.
Mi mamá está sana
Mi mamá es otra historia. Casi siento que ella sigue cuidando de mí. Tiene 80 años y una vitalidad y alegría de vivir que contagia. A ella no la cuido. A veces me meto en sus decisiones y la cuestiono y después me arrepiento. Creo que es muy grande para tomar las responsabilidades que toma y a veces creo que mis hermanos y yo somos los peores hijos del mundo porque ella nos sigue cuidando y preocupándose por nosotros. Mi mamá merece que la cuidemos y veamos por ella, así como lo hacemos por mi papá, solo que él está enfermo y ella no. Mi mamá nos ayuda a cuidar de mi papá. Él no es su esposo desde hace muchos años, pero esa no es razón para que ella no nos apoye en todo siempre. En el grupo familiar de WhatsApp manda mil stickers, videos y frases del día. Nunca la pelamos. Hace transferencias desde su app con más aplomo que yo. Está al pendiente de todos, siempre organizando y tratando de reunirnos. Se va a desayunar con los diferentes grupos de amigas que tiene. Es incansable: tiene energía y amor para todos. Vivir cerca de mi mamá es ver cómo la vida es algo que se disfruta y se abraza en todo momento y en todas las etapas. Aunque a veces ni yo le aguanto el paso.
Los hermanos nos organizamos
Somos tres, no frieguen. Yo checo las próximas citas de mi papá, programo el pago de su geriátrico, compro lo que necesita cada mes y mantengo informados a mis tíos. Oigan, pero mi mamá también quiere que la acompañe y que la lleve, también quiero estar para ella. Quisiera pedirles que se den cuenta de que ella se sigue preocupando por ustedes. Deberíamos celebrar su vida todos los días y estar nosotros pendientes de ella, no al revés. Pero ¿qué les digo? Si también por mí se preocupa y me ayuda y me apoya en todo. ¿Cómo nos organizamos? Mi hermano está muy ocupado y mi hermana no vive en la ciudad. Nos dividimos los gastos pero ¿y el tiempo? Yo he podido estar pendiente, pero a veces sí quisiera que todo fuera entre tres. Yo también tengo que trabajar y ahora tengo la dicha de tener también pareja.
Para salir del drama y de la queja, a mí me funciona imaginarme de niña, recordar que mis padres me guiaron, me cuidaron, me enseñaron. Y que yo tengo el gran privilegio de tenerlos cerca, de poder estar para ellos. Quiero ver esta etapa como un regalo. Porque si pensara en todas las etapas de mi vida y pudiera regresar el tiempo, lo que haría diferente sería disfrutar más cada una de ellas. Y hoy ellos están aquí y no es fácil salirme de mi mente, del constante runrún de mis pensamientos, para ESTAR con ellos, pero lo intento.
¿Y todo para qué?
Yo no le tengo miedo a la muerte. Sé que mi papá y mi mamá algún día van a cerrar sus ojos, pero siempre van a estar en mí. Su energía, su ADN, lo que me enseñaron con el ejemplo y con el contraejemplo siempre estará conmigo. Quiero que mis hijos vean a sus abuelos y se den cuenta de dónde vienen. Tal vez algún día me juzguen por tener a mi papá en un geriátrico como yo alguna vez juzgué a mis tíos por haber metido a mi abuelo en uno. O tal vez yo logre honrar a mis ancestros y ser una mejor persona por el bien de las generaciones venideras, por mi descendencia. Vivimos en una época de avances tecnológicos, médicos, de comunicación digital, donde toda la información está a un par de clicks. Y todo este conocimiento nos da, como le dijeron al hombre-araña, un gran poder pero también una gran responsabilidad. Me doy cuenta, gracias a todo lo que tengo al alcance hoy en día, de que lo importante es el SER. Y yo quiero ser para mi mamá y mi papá la hija que los acompaña. Finalmente, es el ciclo de la vida.
Posdata. Yo también te escucho. Por favor, deja tu comentario debajo y dialoguemos. Las palabras nos definen, sanan y acercan.
Amiga de toda una vida, es cierto que el ciclo se va cumpliendo, y ahora nos toca cuidar de ellos, esas personas que siempre cuidan y de nosotros, desde que nacimos y hasta que ellos se nos adelante. Ese cariño incondicional que se firma y que a pesar de todo lo hacemos con mucho cariño, cuidarlos ahora que nos requieren. Ahora que necesitan tiempo, compañía, cariño quién los escuche, etc. Y que sin darnos cuenta, en muchas ocasiones que ellos siguen ocupándose de nosotros.
Te mando un fuerte abrazo.
Ivan Ortiz
Parece que describes a mi mamá💕
Ella, a sus 82 años, es cuidadora y acompañante de su hermana enferma, o de sus amigas si las operan o están enfermas
Ella es la amiga que viaja a Monterrey a acompañar a su amiga que padece un reumatismo deformante
Ella es la que se ofrece a cuidar y acompañar a mis hijos si salimos
Como hacerle entender que ella es ahora la que necesita cuidados?
Quizá dejar de manejar?
Es un roble, pero los 82 años no perdonan y extenuarse en dar no la ayudan
Pero para eso vive