Bueno, pues te he contado lo que me ayudó cuando la menopausia me desestabilizó, cuando me pasó lo más fuerte. Pero mi menopausia empezó hace seis años y aún sigo buscando la fórmula perfecta para enfrentarla cada día. Ya no la sufro ni tengo un cuadro de ansiedad. Lo que sí tengo aún es un despertar nervioso, bochornoso y también en ocasiones una sensación de miedo por lo que el día exigirá de mí. A veces no solo pasa por mi mente la exigencia del día sino también miedo por todo lo que creo que tengo que hacer y tener.
Te quiero contar cómo logro salir de ahí, de esa sensación de pensar que debería estar viviendo de otra manera.
Por las mañanas hago ejercicio. Mi ginecólogo dice que debo correr o caminar 6 kilómetros tres días y 9 kilómetros otros tres días, y descansar uno. No logro correr tanto, pero estoy convencida de que el ejercicio me renueva. Todo el mundo te recomienda hacer ejercicio y hay mil explicaciones científicas. Yo me quedo con la más simple: el ser humano desde sus inicios se movía, cazaba, buscaba su comida y cosechaba, y la modernidad nos ha convertido en seres sedentarios. Hay que movernos, al menos 7,000 pasos al día, según la doctora Casey Means, para fortalecer nuestro componente más importante: las células. Me siento bien cuando hago ejercicio y ya no es como cuando iba en la prepa que quería hacer músculo donde no tenía. Ahora es porque a la química de mi cuerpo le hace bien y me siento mejor anímicamente.
La alimentación es donde más fallé porque la ansiedad me quitaba el hambre y saberme flaca me hacía sentir bien. Pero en el fondo sabía que mi delgadez era tratarme mal a mí misma. Hay mil dietas. Estamos constantemente bombardeados por soluciones mágicas. A mí me funciona no comer azúcar y lo menos posible de comida chatarra y alcohol. También me funciona mi botella de agua de dos litros por el reto que implica acabarla y lo bien que se siente cuando lo logro. La dieta sugerida en la menopausia es una dieta antiinflamatoria porque ya no tengo el estrógeno que me protege de la inflamación. Esta debe consistir en carnes magras, vegetales y frutas antioxidantes y mucha fibra. Estoy intentando acercarme a este tipo de alimentación.
Existen varias herramientas que se recomiendan para bajar el estrés, pero que yo creo que en realidad son para entrar en contacto con nosotros mismos. Yo acudí a muchas de ellas en un esfuerzo por sentirme mejor, por combatir la ansiedad. Pero ahora lo sigo haciendo, ya no con esa desesperación desmedida por sentirme mejor para volver a ser productiva como antes. No. Ahora lo hago cuando llego a sentirme ansiosa y también porque es una manera de darme un tiempo para mí y quererme. Lo que me ha funcionado para volver a mí es agradecer. Una vez hice un reto en WhatsApp que consistía en dar las gracias durante 28 días: empezabas el día anotando diez cosas que agradecías. Parece magia porque claro que cambia tu estado de ánimo. El reto se acabó pero me quedé en el grupo de WhatsApp y a veces pongo los audios de gratitud que siempre me ayudan a subir mi vibración energética.
Otro recurso que utilizo es escribir en mi diario. Me compré una libreta linda y normalmente lo hago por las noches. Escribir lo que me pasó durante el día me ayuda a organizar mis ideas y darles la justa dimensión a mis problemas, porque no es lo mismo pensarlos que ponerlos en papel. Y escribir también me ayuda a darme cuenta de las cosas buenas que me pasaron durante el día.
Hay otra herramienta a la que me gusta recurrir cuando se puede: es caminar en el bosque o al menos cerca de los árboles. Pasar tiempo en la naturaleza te recarga la pila porque el aire que respiras es más fresco y limpio, lo cual estimula nuestro sistema inmune. La explicación científica de esto son los “fitoncidas” que forman parte del sistema de defensa de los árboles para protegerse de los insectos, bacterias y hongos y que hacen que el aire que respiras sea el más limpio que puede llegar a tus pulmones.
Lo que también está científicamente comprobado es que meditar conecta neuronas, ayuda al bienestar físico, la calidad del sueño e incluso al manejo del dolor. El año pasado tomé un taller de psicología transpersonal. Es una rama de la psicología que explora la dimensión espiritual del ser humano. Así que adicionalmente a todos los beneficios probados de la meditación, gracias al taller la he practicado y practicado en búsqueda de mi ser profundo. De todo lo que hago para encontrar mi centro, la meditación es lo que realmente me conecta conmigo y entonces logro encontrar mi paz. Estar presente acaba con mis miedos. Dice Eckhart Tolle en su libro El poder del ahora que cuando estás presente, cuando tu atención está plena e intensamente en el ahora, puedes sentir el Ser. Es más, después de hacer ejercicio, me pongo una meditación que dura solamente 8 minutos y que me ayuda a arrancar mi día buscando estar presente.
No dormir bien fue la primera gran afectación de mi menopausia. Lo peor que me puede pasar es no tener un sueño reparador. No rindo y me la paso mal todo el día. Y en los peores momentos de ansiedad era un círculo vicioso de querer apagar mi cerebro y descansar y no poder hacerlo. Muchos meses no pude hacer nada al respecto. El bochorno me despertaba y ya no podía dormir. Ahora ya no me despierta el bochorno: basta con destaparme para seguir durmiendo de corrido. Yo, para poder dormir, sobre todo cuando estaba sola, ponía el podcast Durmiendo en mi celular. Su música relajada y sus mensajes para dormir me ayudaban a caer en un sueño profundo. Nunca he estado de acuerdo con la mentalidad de “voy a dormir cuando me muera”. Según el especialista en sueño Matt Walker, “el sueño es necesario para el buen funcionamiento de nuestro cerebro”. Es sabido por todos que es importante tener una rutina de sueño: cenar tres horas antes de acostarte, dejar de ver el celular dos horas antes y cuidar la temperatura del cuerpo. Que parece fácil, pero no lo es. Este neurocientífico explica también la importancia de tener entre 7 y 9 horas de sueño, que sea continuo, que te duermas y despiertes siempre más o menos a la misma hora y que identifiques cuál es tu mejor horario de sueño. Dormir bien ha contribuido enormemente a restablecer mi estado emocional y sé que es bueno para mi salud física.
A partir de mi cuadro de ansiedad pongo más atención en mi rutina diaria. Enfrento mis síntomas y las implicaciones de la menopausia cuidando mi salud y tratando de estar en la mejor versión de mí misma. Los recursos y las herramientas a las que acudo y que he mencionado aquí en la Mujer X me han ayudado a encontrarme y estar en paz conmigo. Así, cuando acaba el día, ya no se trata de pensar en mejores maneras de vivir, sino en la certeza de que YO SOY esa luz al final del túnel.
Posdata. Yo también te escucho. Por favor, deja tu comentario debajo y dialoguemos. Las palabras nos definen, sanan y acercan.
Fotografía: ©2024 Susette Seoane
Wow Lizzy!
Te quiero y te admiro cada vez más...
Gracias por compartir tantas cosas que nos pasan y nos las guardamos!
Gracias por ser valiente y un ejemplo de vida!
Gracias por seguir luchando para ser mejor persona!
Gracias por este blog!!
Felicidades 👏 👏
Quiero seguirte escuchando y seguir compartiendo y coincidiendo en esta vida!
Gracias Gracias Gracias, me encantó tu relato, tu sinceridad, tu forma de enfrentar este problema, que convertiste en acciones positivas, para mejorar tu vida. Felicidades. ♥️